Comienza la “Semana Cultural” en Quintana del Puente, organizada por la Asociación Villa Odoth, con la tradicional “Marcha Campestre” que se viene realizando cada año a diferentes parajes del entorno del pueblo. En esta ocasión un grupo numeroso se va concentrando en la plaza de la Alegría a las ocho de la mañana. Treinta y cinco adultos, cinco niños y dos perros, con toda su energía y sus ilusiones.
Salimos puntuales.
Discurrimos por el camino de los Calces y seguimos paralelos a la vía del AVE hasta las inmediaciones del puente de los Franceses y los estanques de la Pesca donde nos juntamos todos, pues el grupo inicial se ha ido disgregando según discurre la mañana. Los Colmeneros, con Mariano el barbero y su perro, cierran la comitiva.
Ya llevamos más de seis kilómetros y aún nos faltarán otros dos hasta alcanzar el puesto de avituallamiento donde Laura y Teresa, con familiares y amigos, nos esperan con los bocadillos y refrescos en la Bodega del Negredo.
Jaime Primo, alcalde de Quintana y gerente de la bodega Pagos del Negredo, nos invita a pasar al interior de sus instalaciones, donde nos ha preparado un generoso aperitivo con vino, queso y chorizo en la amplia sala de catas.
Vamos dando cuenta de las viandas y las bebidas en un agradable ambiente de fiesta. Jaime nos explica los orígenes de la finca con los viñedos de don Marcial de la Cámara en la segunda mitad del siglo XIX. El ferrocarril de Venta de Baños a Francia, con los caldos castellanos, era el más importante de la península en aquellos tiempos prefiloxera. Tras diferentes vicisitudes, la familia Suco adquiere los terrenos a finales del siglo pasado y planta el viñedo actual en los años noventa. Solo un par de cifras por hacernos idea de la importancia de su producción: ciento cincuenta mil kilos de uva y más de noventa mil botellas al año, algo que dice mucho del trabajo y esfuerzo del negocio.
Va pasando el tiempo y, a pesar de lo bien que nos encontramos, resguardados del sol inclemente en el interior de la bodega, damos las gracias a Jaime y volvemos a caminar. Aún nos quedan otros cinco kilómetros hasta llegar a casa.
Subimos por la carretera de Villahán hasta la entrada de la finca Negredo, recorremos todo el altozano con las viñas rodeadas por encinas centenarias y salimos por el portón que se abre a la carretera de Herrera. Desde aquí continuamos hasta el Silo y la estación del ferrocarril, donde nos hacemos una foto para recordar esta bonita jornada.Un buen comienzo para una semana que esperamos resulte estupenda; tenemos por delante un montón de actividades organizadas con todo cariño, con las que esperamos disfruten mayores y pequeños a lo largo de todos estos días.
Crónica de Miguel Amengual
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