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21 marzo 2020

Llega una primavera triste

Ha llegado la primavera con cara de tristeza a nuestros hogares. La miramos por los cristales de las ventanas de casa y casi ni la reconocemos. Estamos tristes, distantes de los nuestros, ocupados en cosas y entreteniendo el tiempo a la espera de que lleguen buenas noticias y nos digan: ¡Ya ha pasado todo! ¡Podéis abrazar a los vuestros y volver a sonreír! Es tiempo de lectura, música, reflexión, arreglar toda esa serie de cosas que habíamos pospuesto para cuando "tuviéramos tiempo"; ¡ahora lo tenemos!

Por higiene mental no deberíamos hacer caso de todas esas noticias y bulos que nos llegan por distintos caminos sobre el coronavirus, e incluso las "noticias" de los canales oficiales, sin un pequeño análisis por nuestra parte. Ya saben Vds. que hoy día Google nos tiene localizados y conoce todos nuestros movimientos, intereses y preferencias a la hora de buscar contenidos en internet; pues bien, a mí últimamente me llegan noticias de periódicos extranjeros (que he ojeado en ocasiones) y no siempre coinciden en sus análisis con nuestra prensa ni con el tiempo y las medidas políticas tomadas aquí en España. En mi opinión, creo que debemos hacer caso a los médicos y virólogos expertos, a los que saben de la materia, y no tanto a los "politólogos" que interpretan estadísticas y opiniones de manera un tanto particular teñidas de "uno o varios colores".

¡Perdón por esta pequeña reflexión! Espero que todos sigamos las recomendaciones médicas y dentro de poco volvamos a compartir: chocolates, meriendas, partidas de cartas, bolos, disfraces, fiestas en la plaza y la alegría de vivir con la gente que queremos.
De momento, no tengo noticias de que haya nadie de Quintana contaminado.
Nos sumamos a los aplausos que todas las noches reciben los sanitarios y toda la gente que hace posible que tengamos suministros de comida en nuestras casas: hortelanos, agricultores, ganaderos, empresas de alimentación, transportistas... tantos y tantos que en la rutina de "tiempos normales" no nos damos ni cuenta de que dependemos los unos de los otros; a la Guardia Civil que vela por nuestra seguridad y que muchas veces nos olvidamos que están ahí a nuestro lado. Nos acordamos de los nombres y caras del pueblo de todos ellos.

Aprovecho para decir que puede ser un buen momento para escribir ese artículo que a veces alguno me ha comentado que tenía pensado para la revista de Quintana, pero que "no tenía tiempo". ¡Ahora lo que nos sobra es tiempo!
Un abrazo (virtual por supuesto) desde la reclusión casera que llevamos con paciencia.

(Primavera en los jardines y templo  de Nan Lian en Hong Kong) (2019: Foto propia)

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